sábado, 16 de enero de 2010

Granada

Con el estómago retorciéndome de hambre y sin un centavo de córdova ( moneda nicaragüense) para alimentarme, llegué a Granada, en busca de mi improvisado banco ambulante, Joao. Granada es una pintoresca ciudad que le da la cara al lago Cocibolca y la espalda al volcán Mombacho, que descansa a los pies de una laguna cratérica, la laguna de Apoyo.


Esta ciudad fue de reyes, primero indígenas, los chorotegas y luego de conquistadores. Aquí se forjaron fuertes vínculos comerciales con el viejo continente, lo que trajo como consecuencia una serie de peleas entre piratas y conquistadores tanto españoles como ingleses. Este fue el punto donde los españoles decidieron construir un nexo entre el lago y el mar Caribe, que se conectan a través del ostentoso rio San Juan. Actualmente es uno de los lugares más turísticos de Nicaragua. Para algunos que sólo miran con filtro político, y que son muchos en Nicaragua, ésta es la ciudad de la derecha del país.





Caminando por las calles de Granada encuentro un centro cultural llamado Tres Mundos. Ahí, un grupo de pintores me recibió en su estudio y me mostró el arte abstracto y surrealista que sus lienzos sostienen, ellos me contaban que del arte en Nicaragua es difícil vivir, de hecho este centro es financiado por una organización alemana…Colón quise decir, recurriendo a la típica frase que se repite en el barrio peruano cuando alguien descubre algo ya descubierto…Colón pues, el mundo para los artistas está complicado y sobre todo después de los rezagos de una larga lucha, que inspiró creación en el pueblo, mas atrasó el desarrollo del mismo por pisar barro y sangre en el suelo de la revolución. Nuestra Latinoamérica lloró poesía que no encuentra espacio ni tiempo en el comercio artístico del mundo. Tercos ojos se niegan a mirar el dinero capitalista de este “nuevo mundo” y con bendición siguen con la muñeca erguida pintando expresión pura.

Más tarde me encontraría con el arte callejero, que además de artesanos hippies viajeros, alberga a una gran movida de bailarines de pistas y paredes. Los breakdancers de esta ciudad se reúnen en el boulevard principal para mostrar un show de primera. Breakdancers como los pioneros, pues ellos como los mismo newyorkers, también son de la calle con piedra y vuelo se recursean para, algunos sustentarse el gallo pinto (comida tradicional a base de arroz con frejoles, todo revuelto y servido en todas las comidas del día: desayuno almuerzo y cena) y otros para volar más alto.








Aquí en Granada me volví a encontrar con mis amigos viajeros argentinos, que siguen subiendo en su fiel y colorido carrito llamado Celestina. También volví a ver a Irati una española conocida en Ometepe, pura sonrisa, que me presentó a su nuevo grupo de viaje, dos españolas Ana y Chiqui, una argentina arqueóloga, Eugenia, un mexicano actor loco Ulises y un colombiano biólogo e historiador, Sergio, con quien más adelante volví a compartir conversas fugaces en territorio colombiano de tránsito en mi viaje a Perú.

Me fui de Granada con una hermosa compañía, Kim. Una angelical chica estadounidense, que llenó mis días con risas y locuras, con ella viaje por más de una semana y a quien tenía que volver a encontrar en tierras ticas más adelante. León, la ciudad de la izquierda y de la revolución Nicaragüense, sería mi siguiente destino.